Estudiar a la mujer en el medioevo es un trabajo interesante pero que conlleva el continuar derribando una serie de prejuicios, mitos y simplificaciones que suelen estar atadas a este período histórico[1]. El concepto «Edad Media» fue introducido por Petrarca y la denominación muestra el sentido de una edad intermedia entre la Antigüedad y «los tiempos nuevos» que (consideraban que) estaban viviendo los humanistas. Cuando el término fue utilizado por primera vez con sentido histórico, por Rausin, contaba con una caracterización negativa de la Edad Media la cual fue difundida por los iluministas en el siglo XVIII[2]. Es decir, desde que se adjudica un nombre a este período, tiene un sentido despectivo. Uno de los adjetivos que, con esta lógica, suele acompañar al período es el de «oscuridad» «Dark Ages» en inglés, y hay varios autores que ya se han dedicado a rebatir esta concepción[3]. El papel de la mujer en la Edad Media también está cargado de un velo de simplificación y misticismo: es una edad que abarca una gran extensión cronológica y espacial, simplificar la «mujer medieval» a un solo arquetipo sería un error[4]. Afortunadamente, es un camino ya allanado por distintos investigadores, que han generado una gran producción historiográfica sobre el tema.
La Dra. En filosofía Susana Violante en una conferencia que brindó en julio de 2021, titulada Restituyendo las identidades a través del arte, plantea la importancia de «restituir las voces silenciadas en un período tan complejo» y «buscar los nombres que han sido silenciados» [5].Siguiendo este camino, en este caso desde una perspectiva de historia de las mujeres, se busca dar voz a aquellas mujeres que han sido silenciadas. De esta forma, en este artículo se recupera, a través de un trabajo monográfico, la figura de Ende, la primera mujer iluminadora conocida de la historia de España.
Es pertinente realizar una aclaración. El hecho de que sea la primera mujer en firmar su obra, no quiere decir que sea la primera en iluminar un manuscrito. Chadwick plantea que se puede inferir, a partir de los datos que se tienen, que las abadesas tenían un rol activo en la composición, copia e iluminación de manuscritos ya en el siglo VIII[6]. Ahora bien, otro aspecto importante a resaltar, es que los iluminadores, tanto hombres como mujeres, rara vez firmaban sus obras, sin embargo, algunos de sus nombres han llegado hasta nosotros[7].
Ahora bien ¿cuál fue la obra de nuestra misteriosa artista? Fue el Beato de Gerona, como todos los Beatos, se trata de un manuscrito realizado en referencia al Comentario al libro del Apocalipsis de San Juan, creado por el Beato de Liébana en el siglo VIII. El Beato de Gerona, culminado en el 6 de julio 975, confeccionado en el monasterio de Tábara, y firmado por sus iluminadores “Ende, pintora y ayudante de Dios; Emeterio, hermano y sacerdote”.
Aunque la artista firmó su obra, se conoce muy poco sobre su vida, a tal punto que incluso hay dudas sobre su nombre. Si bien es un personaje estudiado, que aparece en diccionarios, investigaciones académicas y algunos libros de Historia del Arte[8], en algunos lugares aparece como “En”, y en otros como “Ende”, en base al estudio paleográfico sobre su firma en el manuscrito[9].
No obstante, y si bien existen dudas sobre su nombre, no las hay sobre su participación en la iluminación de esta obra. Asimismo, no se sabe con seguridad cuáles iluminaciones pertenecen a Emeterio y cuales a Ende. Por esta razón, hay dos posturas sobre la labor de la artista: la primera, que considera a Emeterio como el iluminador principal, quien le deja a Ende las iluminaciones secundarias, catalogándolas como “más femeninas” y a su vez le asigna los errores en la escritura[10]. La segunda postura, le otorga a Ende la iluminación de la mayoría del Beato, puesto que su nombre aparece primero, y se fundamenta en la tradición medieval de firmar en orden decreciente de importancia[11]. Se la ha considerado como “una mujer de extraordinaria valía y creatividad, para que en un tiempo donde se guardan celosamente las jerarquías, en ningún documento una dama está consignada delante de un clérigo, ni que sea una reina”[12]. A su vez, algunos autores consideran que esta obra fue iluminada enteramente por Ende[13].
No se sabe con certeza mucho más de su vida. Se la puede datar en base a su firma, y se puede suponer algunas cosas debido a ella: dado que firma como “ayudante de Dios” se ha entendido que era una monja (posiblemente en el monasterio de San Salvador de Tábara, donde se redactó la obra). A su vez, la aparición de su nombre primero, y en letras más grandes que Emeterio podría representar que Ende pertenecía a una posición elevada, lo que le permitió aparecer en un lugar privilegiado en el códice[14].
Es interesante a su vez, plantear cuál era la importancia del Beato de Gerona. Cuenta con innovaciones (respecto a los otros Beatos) tanto en técnica como en temática: su riqueza cromática, los trazos finos del pincel, conformación rectangular de los rostros, el movimiento de las ropas de pliegues finos. Pero también la representación de escenas de la vida de Cristo, sobre todo la “Pasión” algo no muy habitual en su tiempo, y Ende pinta tanto la anunciación, como la resurrección y la crucifixión[15].
Si bien ha sido considerada como una de las “más expresivas e innovadoras pintoras de la era”[16], hay autores que plantean una interrogante que las investigaciones realizadas hasta el momento aun no han podido responder: ¿En qué medida podemos considerar a Ende responsable del estilo plástico o de las innovaciones iconográficas de la obra?[17]
Aunque lo escrito sobre Ende trata más hipótesis que certezas, y plantea más interrogantes que respuestas, lleva a dar voz a una artista de la que, si bien no se saben detalles de su vida, hay una certeza de que existió. A su vez, permite problematizar desde la historia del arte la presencia y los aportes de las mujeres artistas a lo largo de la historia. Además, desde el estudio de la Edad Media permite complejizar los roles que han tenido las mujeres, y la concepción que se tiene sobre este período: en una Edad categorizada tantas veces como “oscura” y “bárbara” podemos encontrar a la primera mujer artista de España.
Yessy Belén
ybelen@correo.um.edu.uy
Universidad de Montevideo
[1] Desde el siglo XX historiadores como Jacques Le goff y Régine Pernoud realizaron estudios en donde combaten esta serie de simplificaciones y derriban los mitos que envolvían a la Edad Media. Véase Jacques Le goff, Una larga Edad Media(Barcelona, Paidós, 2008); Jacques Le goff, En busca de la Edad Media (Barcelona Paidós, 2003); Régine Pernoud, Para acabar con la Edad Media (Barcelona, Medievalia,2003).
[2] Jorge Estrella y Gerardo Rodríguez, “Periodizar la Edad Media: criterios, límites y posibilidades”, Fuentes y Estudios Medievales 7, (2002): 3.
[3] Véase Umberto Eco, “Introducción a la Edad Media”, En Umberto Eco, La Edad Media I (México: FCE, 2016), (11-49).
[4] Como plantean varios historiadores, y recoge Chadwick, hay una situación ambigua de la mujer entre los siglos IV y XIV, en donde si bien existen distintas diferencias entre los hombres y las mujeres, el feudo contribuyó a que existieran varias mujeres poderosas en las clases superiores. Whitney Chadwick, Mujer, arte y sociedad (Barcelona: Destino, 1992), 38.
[5] Susana Violante, “Restituyendo identidades a través del arte”. Ciclo Hablemos de Medioevo, VII/2021 https://youtu.be/2pnO15tNEG4
[6] Whitney Chadwick, Mujer, arte y sociedad (Barcelona: Destino, 1992), 40.
[7] Ruth Dean y Melissa Thompson ,Woman of the Middle Ages (EEUU: Lucent Books, 2003), 108.
[8] Se plantea “algunos” libros puesto que la historia tradicional del arte ha relegado no solamente a Ende, sino a las distintas mujeres artistas.
[9] Hay discrepancias sobre la lectura de su firma: Algunos entienden “Ende pintrix” y otros “En depintrix”. Pamela A. Patton considera que por la frecuencia en que se utiliza el primer término en los textos medievales, sugiere que “Ende pintrix” es la forma, probablemente, correcta (Pamela A. Patton “Ende” en Delia Gaze Dictionary of women artists (Londres: Fitzroy Dearborn, 1997), 498.
[10] Delia Gaze Dictionary of women artists (Londres: Fitzroy Dearborn, 1997), 60; 498.
[11] Leslie Ross, Artist of the Middle Ages (EEUU: Greenwood Press, 2003), 146.
[12] Rosa Ferrer , “Una Miniaturista en tierras de repoblación” En Repoblación y Reconquista. Actas del III Curso de Cultura Medieval. Centro de Estudios del Románico (Aguilar de Camapoo: Centro de Estudios del Románico, 1991), 268.
[13] Pilar Muñóz, “Mujeres españolas en las artes plásticas”, Arte, Individuo y Sociedad, vol. 21 (2009): 75.
[14] Sandra Ferrer, Mujeres silenciadas en la Edad Media (Madrid: Punto de vista editores, 2019), 138
[15] Wendy Slatkin, Women artists in history : from antiquity to the 20th century (New Jersey: Englewood Cliffs, 1985), 44; Pamela A. Patton “Ende” en Delia Gaze Dictionary of women artists (Londres: Fitzroy Dearborn, 1997),498.
[16] Pamela A. Patton “Ende” en Delia Gaze Dictionary of women artists (Londres: Fitzroy Dearborn, 1997), 468.
[17] Pilar Muñoz, Mujeres españolas en las artes plásticas, (Madrid: Síntesis: 2003), 27.
Bibliografía
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Ferrer, Rosa. “Una Miniaturista en tierras de repoblación”. Repoblación y Reconquista. Actas del III Curso de Cultura Medieval. Centro de Estudios del Románico (Aguilar de Camapoo: Centro de Estudios del Románico, 1991): 267-272.
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Patton, Pamela. “Ende”. En Dictionary of women artists Coordinado por Delia Gaze. Chicago: Fitzroy Dearborn, 1997, 498- 499.
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